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Roma, 1927 - 1996)
Tras un breve período de actividad como periodista, se diplomó en el Centro Sperimentale di Cinematografia y se convirtió en documentalista, emprendiendo al mismo tiempo una larga y prolífica carrera de guionista. Debutó en la dirección en 1959 con “I ladri”, interpretado por Totò y Giovanna Ralli: en los años siguientes realizó una serie de películas populares, sobre todo cómicas (muchas con Franchi e Ingrassia), sin desdeñar incursiones en el western (“Concierto para un colt (Tempo di massacro)”, 1967), en el género histórico (“Beatrice Cenci”, 1969) y el cine de aventuras (“Colmillo blanco (Zanna Bianca)”, 1975).
Su primera película de suspense es de 1969: “Una sull’altra”, vagamente inspirada en “Vértigo” de Hitchcock y cuyas imágenes de un cuerpo putrefacto en el depósito de cadáveres muestran su predilección por lo macabro. En cambio, en las partes oníricas de la siguiente “Una lagartija con piel de mujer (Una lucertola con la pelle di donna)” (1971) - pobladas de perros viviseccionados, bandadas de murciélagos, cuerpos destrozados y cadáveres sin ojos - anuncia el gusto splatter de muchas de sus obras futuras.
Con “Angustia de silencio (Non si sevizia un paperino)” (1972), ambientado en un pequeño pueblo del Sur de Italia en el que actúa un feroz asesino de niños, obtuvo uno de sus resultados más convincentes, conjugando la crítica social con poderosos paréntesis terroríficos (la inolvidable secuencia de la ejecución de la ermitaña); en cambio, en “7 note in nero” (1977) demostró su maestría en el “policiaco” clásico.
En la década siguiente, este director se dedicó exclusivamente al terror: “Noche de Pánico (Zombi 2)” (1979), “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes (Paura nella città dei morti viventi)” (1980), “El más allá (E tu vivrai nel terrore! L’aldilà)” (1981), “Aquella casa al lado del cementerio (Quella villa accanto al cimitero)” (1981) representan las etapas de un recorrido marcado por un enorme éxito de público, que sin embargo raramente - quizás sólo con la sugestiva “Noche de Pánico (Zombi 2)”, a pesar de lo que sostiene cierta crítica extranjera - ha producido resultados realmente relevantes.
No es una casualidad que lo mejor de la última década fuera una película de suspense: “El destripador de Nueva York (Lo squartatore di New York)” (1982) donde todas sus características - manipulación del suspense y gusto por el detalle espeluznante, obsesiones misóginas y brillante organización de las imágenes - encuentran su colocación definitiva y convincente.
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