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Christopher Plummer, nieto de Sir John Abbot, nació el 13 de febrero de 1927 en Toronto, ciudad que abandonaría para mudarse con su madre a Senneville, cerca de Montreal. Durante su infancia estudia para ser pianista, pero pronto nace en él el deseo de ser actor. Para desarrollar su carrera se une a la Canadian Repertory Company, en la que alcanza cierta notoriedad en parte gracias al dominio del francés y el inglés. La actriz Eva Le Gallianne le ofrece su primera oportunidad de lucimiento en The Constant Wife, según la pieza de William Somerset Maugham, en 1954. Al año siguiente estrena The Dark is Ligh Enough, The Lark y Medea, cuyas representaciones le llevan hasta París. Dos años después se casa con Tammy Grimes con la que tiene una hija, Amanda Plummer.
A su regreso de la capital francesa, Sidney Lumet le contrata para la película Sed de triunfo (1958), tras la cual se divorcia y vuelve al teatro, en el que interpreta papeles como Enrique II de Inglaterra en Becket (1962), un ser que se enfrenta a su mejor amigo (Thomas Becket), con el que antaño había compartido juergas.
Después de contraer segundas nupcias en 1962 con Patricia Lewis, en 1964 su rostro se popularizó gracias al estreno de La caída del imperio romano donde encarna a un Cómodo, corruptor, que se siente traicionado, más pendiente de organizar fiestas para el pueblo que de mantener la paz, y que muestra recelos a la hora de conceder la ciudadanía romano a unos bárbaros -a los que más tarde asesina a traición- mientras Siria se rebela contra el Imperio Romano. Su composición de un emperador romano de carácter autoritario y chulesco le abre las puertas para otros papeles. Entre estos destaca el Capitán Von Trapp de Sonrisas y lágrimas, un viudo con siete hijos cuya rígidez se desmorona al entrar en su vida la institruiz María (Julie Andrews), con la que llega a casarse y huir de Austria tras desperdirse de sus amigos en un festival de música donde entona la canción Edelweiss. A pesar de su enfado ante la sustitución de su voz en las secuencias musicales, el filme hace disparar su cotización gracias a su éxito comercial. A partir de entonces los directores le encomiendan personajes más o menos elegantes, a veces bondadosos, otros villanescos. Mientras tanto en 1967 se divorcia de Patrica Lewis y en 1972 se casa con Elaine Taylor.
Durante los setenta Plummer combina sus apariciones cinematográficas con las teatrales. De esta manera tras ganar el Tony por Cyrano de Bergerac (1974), se mete en la piel de Rudyard Kipling en El hombre que pudo reinar y hereda de David Niven el papel de Sir Charles en El regreso de la pantera rosa bajo las órdenes de Blake Edwards. En Asesinato por decreto (1979) pasa a engrosar la lista de actores que han encarnado a Sherlock Holmes en el cine.
En los años ochenta centra su actividad profesional en el teatro, en el cual llega a interpretar a Yago en Otelo (1982) y Macbeth (1988).
A mediados de los años noventa "regresa" al cine con breves cometidos: el empresario de Lobo (1994), el detective de Eclipse total (1995), el psiquiatra de Doce monos (1996)...
En 1997 gana su segundo Tony por Barrymore, interpretación que junto a la realizada en la película El dilema abre una nueva etapa profesional. En efectpo su papel de Mike Wallace, un periodista profundamente hastiado de su profesión, le vale varios premios de la crítica cinematográfica, aunque no logra quedar candidato a los Oscar. Hollywood empieza a reclamar sus servicios con mayor regularidad: lo reúne de nuevo con Julie Andrews en el telefilme En el estanque dorado -donde incorpora a un hombre de la tercera edad que aprende a disfrutar de la compañía de su nieto-, le ofrece pequeños cometidos en Una mente maravillosa (2001).
Plummer vuelve al cine más pequeño e intimista con Lucky Break, donde interpreta al jefe de una cárcel, y Ararat, donde defiende el papel de un guardia de seguridad de un aeropuerto que debe aceptar la homosexualidad de su hijo, ya adulto.
En 2004 combina las representaciones de Rey Lear con sus papeles cinematográficos en La leyenda de Nickolas Nickleby y Alexander. A esros títulos le siguen ...Y que le gusten los perros (2005), Plan oculto -donde defiende el papel de banquero que se enriqueció gracias a los nazis y que oculta su pasado-, Syriana -donde encarna a un empresario con intereses en el petróleo-, y El nuevo mundo donde presta su cuerpo a un capitán que defiende la disciplina de los oficiales de a bordo durante la colonización de Virginia.
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