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Oriundo de la ciudad toscana de Livorno, Paolo Virzì se acercó al séptimo arte haciendo caso a los consejos del Ilustre empresario y productor Vittorio Cecchi Gori. Su curiosidad por el medio fue in crescendo, hasta que decidió estudiar guion en el Centro Sperimentale di Cinematografia, donde aprendió el oficio e hizo contactos decisivos de cara al futuro. Trabajó como guionista a las órdenes de directores ilustres como Grabriele Salvatores o Roberto Giannarelli antes de sentarse por vez primera en la silla de director en 1994 para filmar La bella vita, por la que logra el David de Donatello a mejor director novel en 1995. Año a año cuaja como uno de los grandes del cine transalpino gracias a títulos emblemáticos del cine italiano contemporáneo como Oovosodo, Caterina se va a Roma, Napoleón y yo, La prima cosa bella, por la que vuelve a conquistar el David de Donatello, esta vez en la categoría de mejor guion, Todo el santo día, El capital humano, Locas de alegría o El viaje de sus vidas (su debut anglosajón), entre otros. Es, además, productor y guionista de la mayoría de sus películas.
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