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Actriz y directora francesa, Nicole García, con su aire distinguido de francesa acrisolada, es hija de andaluces emigrados a Argelia, país en donde vivió hasta los 15 y al que le gustaría volver. La chica que nació en el Mediterráneo estudió filosofía y siguió cursos de arte dramático, antes de empezar a actuar, primero en teatro, después en cine, dirigida por Bertrand Tavernier, Alain Resnais, Claude Sautet, Michel Deville, entre otros. Pero la elegante y angulosa actriz quería ser directora y en 1985 se largó con un corto Quinze août protagonizado por Ann Gisel y Natalie Rich. Pasaron cinco años antes de que hiciera su primer largo, Un week-end sur deux (presentado aquí como Los caminos del corazón), con Natalie Baye. En 1994 realiza Le fils préféré, interpretado por Gerárd Lanvin (el irresistible guardaespaldas de El gusto de los otros) y Bernard Giraudau, film alabado por la crítica, no estrenado localmente. Cuatro años después, García conduce Place Vendôme, esa joya sobre el turbio negocio de los diamantes a la que sacó brillo Catherine Deneuve, admirablemente secundada por Jacques Dutronc, Jean-Pierre Bacri y Emmanuelle Seigner. Así, tomándose su tiempo –no con espíritu sabático sino para trabajar a fondo sus proyectos– Nicole presentó el año pasado en el Festival de Cannes El adversario, un film extraordinariamente sombrío, demoledor, con gran reparto en el que descuella el inquietante Daniel Auteuil.
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