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Su apellido proviene de sus abuelos, inmigrantes judíos que llegaron a la Argentina desde Kiev y Odessa a fines del siglo XIX.
Después de una adolescencia pasada en cines de barrio viendo programas dobles de viejos films de Hollywood y leyendo ficción en español, inglés y francés (autores preferidos: Stevenson, Conrad, el Henry James de los cuentos), estudió literatura en la Universidad de Buenos Aires, escribió para revistas de cinéfilos de la Argentina y España y publicó un ensayo temprano sobre James, derivado de una tesis: El laberinto de la apariencia, libro que más tarde suprimió.
Tenía veinte años cuando conoció a Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares y, a través de ellos, a Borges, escritores que frecuentó durante sus años de vida en Buenos Aires. En 1973 ganó un premio literario, compartido con José Bianco, con un ensayo sobre el chisme como procedimiento narrativo en Proust y James. En 1974 publicó Borges y el cine, libro ampliado en sucesivas ediciones (en España en 1978 y 2002 - Borges y el cinematógrafo -) y numerosas traducciones.
Después de nueve meses pasado en Europa y una visita a Nueva York entre septiembre de 1966 y junio de 1967, volvió a Buenos Aires con la decisión de abandonar su vida de lector ocioso. Después de una incursión en el periodismo, en las páginas culturales de semanarios como Primera Plana y Panorama, realizó un primer film underground, filmado en fines de semana a lo largo de un año. Sabía que la censura de la época no lo aprobaría y lo llevó a festivales europeos y norteamericanos donde obtuvo repercusión. Ya el título era un desafío: "..." o Puntos suspensivos.
En 1974, en medio de la anarquía política y la incipente represión, dejó Buenos Aires por París. Allí se dedicó principalmente al cine, en dos aspectos que pueden definirse como, por un lado, films de ficción y por otro "ensayos" donde lo documental se mezcla con una reflexión personal, aun privada, sobre el material. El título más representativo de esta tendencia es La Guerre d'un seul homme (1981), confrontación entre los diario de Ernst Jünger durante la ocupación alemana en Francia y los noticieros franceses de propaganda del mismo período. En una época en que la sección cultural de varios canales de televisión europeos aun estaban dispuestas a respaldar este tipo de experimentos, Cozarinsky desarrolló este abordaje en una serie de obras originales.
En 1985, tras el derrumbe de la dictadura militar, volvió a Buenos Aires para una visita breve. Tres años más tarde, filmó en la Patagonia Guerreros y cautivas, un southern por oposición al género western, y a partir de ese momento empezó a pasar cada vez más tiempo en su ciudad natal. Lejos de París, filmó dos de sus films más audaces: Fantömes de Tanger y Le Violon de Rothschild.
En 1999 Cozarinsky pasó un mes en un hospital de París con una infección en un disco, y durante esa internación le diagnosticaron un cáncer. En sus propias palabras, oyó una campana que le ordenaba no perder más tiempo: "siempre me pensé escritor, pero no me animaba a publicar o a terminar lo que empezaba". Fue en el hospital donde escribió los dos primeros cuentos de su libro premiado, La novia de Odessa. Desde esa fecha, su obra literaria desplazó a la cinematográfica y empezó a publicar "todos los libros que no me había atrevido a poner en la página", sobre todo ficción pero también ensayos y crónicas. Muy pronto se consagró como un escritor importante tanto en español como en los muchos idiomas a los que fue traducido.
A partir de ese momento también empezó a pasar casi todo el tiempo en Buenos Aires con breves estadías en Europa. Su inconformismo lo llevó a explorar otros territorios: en 2005 escribió y dirigió teatro (Squash), la mini-ópera Raptos" con música de Pablo Mainetti y apareció en escena con su médico de cabecera, el doctor Alejo Florin, en una de las experiencias de "teatro documental" de Vivi Tellas: "Cozarinsky y su médico. Más recientemente escribió el libreto para una ópera de cámara, basada sobre motivos de su novela El rufián moldavo: Ultramarina, también con música de Mainetti.
Nómade por vocación, Cozarinsky ha filmado sólo parte de sus películas en Buenos Aires y París, también lo hizo en Budapest, Tallin, Rotterdam, Tánger, Viena, Granada, San Petersburgo, Sevilla y Patagonia. Rara vez pasa más de tres meses en un solo lugar. Ha declarado que para él París es el supermercado cultural y Buenos Aires la capital del placer.
Fuente: wikipedia.
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